30/03/11
Integrar a América latina con el tren
Por distintos motivos el tema de los  ferrocarriles argentinos volvió a instalarse en la agenda pública nacional. Hay  que reconocer que volvieron a captar la atención pública desde los problemas  que tienen más que de los beneficios que podría traer al país contar con una  red de trenes al servicio eficiente del transporte de pasajeros y como un  instrumento clave para la economía, especialmente las regionales que tienen  series dificultades operativas y altos costos para llevar la producción a los  puertos de salida.  Es que parte del  problema reside en esa cultura muy arraigada entre nosotros de ver cada tema  aislado de las necesidades del conjunto. Más allá de todo lo que se dice acerca  de la importancia que tendrían para la industria nacional reactivar los ferrocarriles,  lo cierto es que también pueden ser un sector clave para impulsar la  integración regional, algo así como una locomotora con dos poderosos objetivos,  tanto nacional como regional, impulsar la industria y los servicios  ferroviarios, todo en el marco político-económico de la Unasur. El impulso a  estos sectores daría la escala necesaria para transformarse en un proyecto  extraordinario, homologable a la tendencia de regiones y países que han  comenzado éste camino como el caso de Corea del Sur, que ha desarrollado trenes  con tecnología propia con su empresa pública Korail, y con moneda propia, el  wons. También lo ha hecho los Estados Unidos a través del presidente Barak  Obama quien ha explicitado el deseo de desarrollar 10 corredores de trenes; y  China que prevé una red que unirá 17 países de acuerdo al plan del Ministerio  de Ferrocarriles Chinos, también con su propia moneda el yuan. Brasil, con  quienes tenemos un déficit de la balanza comercial de más de u$s 2 mil millones  anuales, ligado a la complementación y a la prevalencia de un modelo industrial  cada vez más consolidado sobre el eje de la industria aeronáutico y automotriz  robotizado puede y debe ser un socio estratégico en la creación de un fondo  común de integración productiva en torno al transporte ferroviario. Con la rica  experiencia que tiene Argentina en materia ferroviaria el país está en  condiciones de tomar la iniciativa regional para elaborar un plan maestro que  sirva de integrador de las distintas comunidades y al mismo tiempo de herramienta  clave para el desarrollo del comercio y las economías de la subregión. Un  desarrollo autónomo ferroviario en el que participen el sector público y el  privado, con regulaciones específicas y evitando la formación de monopolios.  La experiencia de tracción de economías por  objetivos poderosos y convocantes, como podría ser el caso de la industria del  ferrocarril, nos muestra las ventajas de multiplicación de la inversión pública  en infraestructura. Por cada 1.000 millones de pesos (matriz de insumo producto  INDEC 1997) de inversión se crean cerca de 50.000 puestos de trabajo genuino.  Pero también esa inversión crea identidad industrial que abarca aspectos muy  diversos del desarrollo con innovación, transferencia de tecnología y cuidado  ambiental.  La industria del  ferrocarril  sería un factor multiplicador en toda la economía y la producción industrial.  La minería tendría una extraordinaria participación a través del hierro y el  cobre, como también minerales con gran incidencia en su construcción. La innovación en el diseño industrial, la informática, las  comunicaciones y diversas aéreas del conocimiento participan de este tipo de  emprendimientos; la heterogeneidad de componentes implica una mayor mano de  obra que la mera producción de commodities, y brinda a los empresarios y  productores la posibilidad de diversificar un espacio en la inversión nacional  a través de la construcción de una base estructural de logística nacional e  internacional, necesaria para la movilización de la producción.  La sustentabilidad del proyecto es factible.  Se requiere una decisión de política de Estado que acompañe este inigualable  momento de confluencia y afinidad en Latinoamérica, más allá de las diferencias  que puedan existir. Estos tiempos históricos de conciencia regional pueden  fraguar si entre todos definimos un objetivo común convocante que sirva al  conjunto. Y el desarrollo de los ferrocarriles contribuiría, sin duda, a esa  integración con desarrollo económico y social. (El  Cronista)
    
